¿Estás planteándote la opción de instalar gas natural? En este post te vamos a dar las claves para tomar esta decisión, sus beneficios y el coste que esto conlleva.
¿Qué es el Gas Natural?
El gas natural es una mezcla de gases, compuesto en un 85% por gas metano, y se utiliza para combustible doméstico e industrial, gracias a su gran poder calorífico.
Además, aunque emite CO2, que es el principal culpable del calentamiento global, sus emisiones son la mitad que las producidas en la quema del resto de combustibles fósiles como el petróleo o el carbón.
¿Qué beneficios tiene?
El principal beneficio de dar de alta el gas es que proporciona un calor instantáneo en la vivienda. Además, al ir por tuberías subterráneas, no se producen interrupciones provocadas por fenómenos externos, y se puede utilizar tanto para calefacción y agua caliente, como iluminación o transporte, ya que ofrece una gran versatilidad.
Sin embargo, el punto más importante a destacar es el ahorro energético en la economía del hogar, ya que, a parte de tener un precio de kW más barato que la luz, proporciona mayor volumen de energía cuando se quema y los equipos de calefacción suelen necesitar menos reparaciones.
Por último, como ya hemos indicado anteriormente, el gas natural produce menos contaminación que otros combustibles y es una de las fuentes de energía más seguras del mundo, por ello, es una energía que cada vez tiene un mayor número de usuarios.
¿Cómo instalar el Gas Natural?
Lo primero es asegurarse que la red de distribución abastece la zona y, lo segundo, realizar la acometida. La acometida de gas natural es la conexión entre la instalación del gas del inmueble y red de distribución, es decir, que sin ella no sería posible el suministro.
Por lo general, en todos los edificios de nueva construcción ya existe acometida de gas, ya que es mucho más sencillo para la distribuidora colocarla en plena obra que, pedir permisos y suspender el suministro durante el tiempo que dura la colocación de la misma. De esta manera, la distribuidora se hace cargo del gasto de la acometida y cobra los derechos de alta en el momento en el que el consumidor quiere activar el suministro.
En el caso de que sea el cliente quien tenga que realizar la acometida, podemos distinguir dos tipos de instalación:
● Instalación receptora individual (IRI):
Es el circuito de tuberías interno de la vivienda, que han de llegar a cada uno de los aparatos que necesitan su suministro para funcionar. Esta se conecta a una IRC o directamente a la acometida.
Su precio puede variar dependiendo de si es un piso o una vivienda unifamiliar, del número de aparatos de gas, o de si va a contar también con calefacción. El precio de las calderas de condensación pueden rondar entre los 600€ y los 2.000€, y en sólo día se hace la instalación.
● Instalación receptora común (IRC):
Se realiza en las comunidades de propietarios y en los edificios, es la IRC quien se conecta a la acometida, y posteriormente cada vivienda realiza su instalación individual (IRI) contactando a la IRC.
Su precio suele rondar los 2.500€ para un edificio de unas 10 viviendas y puede ser abonado mediante el Canon de finca, unas cuotas anuales durante 20 años que aparecen en la factura de gas. El plazo de instalación es de menos de una semana.
Una vez se tiene la instalación, simplemente habrá que dar el alta del suministro, para ello habrá que presentar la documentación requerida a la comercializadora. Es muy importante dejarse asesorar por especialistas energéticos para que nos indiquen que compañías de gas son las que mejores condiciones ofrecen para nuestro consumo.